jueves, 18 de marzo de 2010

Te tengo en mi memoria tatata

Estaban caminado Teresa y su madre y en el trayecto escucho a su mama hablar por teléfono, su cara se modifico y luego corto.
Teresa le pregunto a que se debía la llamada, su madre sin poder esquivar la situación, le contesto que era de su papa, que le contaba que su padre estaba enfermo...
Teresa quedo asombrada, sus ojos abiertos de par en par estaban penetrando el rostro de su madre. Por su mente se asomaron varias ideas como, en que momento se había enfermado, porque había sucedido y como ella estaba siendo la ultima en enterarse. Se enfureció de tal modo que solo salían de su boca reproches. Para ese tiempo Teresa solo tenia solo 12 años.
Con el paso de los días, la niña fue pensando en como ese abuelo no significaba lo suficiente para ella, que debía cambiar la situación, que debía hacer algo, no podía dejarlo ir y quedarse con esa imagen...
Como solución encontró acompañar al viejo en los últimos momentos de su vida, al principio era todo fácil, todos los lunes después de gimnasia iba a conversar con el, le hablaba sobre cierto lugar en donde el creció, de su auto, del regalo que le hizo a ella para navidad...
El viejo era un señor de campo, criado por peones, su cuerpo era duro como un callo y su corazón templado ante la hostilidad de la noches sin luz ni luna...Estaba difícil ablandar semejante cuna.
Con el paso de las semanas y meses... los temas de conversación se hacían cada vez mas escasos, así que pensó que el silencio mas un par de mimos eran una muy buena compañía.Pero Teresa se estaba dando cuenta de algo..., su abuelo cada vez dormía mas, hablaba menos, y hasta a veces no entendía que le contestaba.
Las lagrimas en ella ya eran insostenibles porque veía a su abuelo yacer en la cama la cual le provocaba escaras, necesitaba un fisioterapeuta que lo ayude a movilizar su cuerpo, su pelo era blanco como la nieve y su cara hinchada por los medicamentos. Las ultimas semanas, directamente salia de la habitación secaba sus lagrimas, era abrazada por las enfermeras y volvía al lado de su abuelo.
Un día en especial, Teresa antes de irse le cuenta a su abuelo lo mucho que ella lo quería, para su sorpresa el le tomo la mano y le devolvió el cariño. Estaba sumamente contenta, a la vez un frió paso por su alma... sabia que el no iba a estar por mas tiempo a su lado.
El abuelo falleció un 23 de diciembre del 2001.
Así termina esta historia de una niña de 12 años que quiso cambiar su historia y la de su abuelo.


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