Cómo no tropezar con la misma piedra, cómo no beber el veneno de mi propia sangre, si después de haber intentado aùn no eh cambiado.
Más aún volverme ratón, que corre sin rumbo en una cubeta de vidrio, pero más cruel porque Dios me dió la libertad de vivir con muchos defectos imposibles de modificar... Y Dios sabe cuanto eh tratado... No me queda mas que relamerme en la amargura de una lucha sin victoria. Y en el castigo diario de quien marca mis errores...
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