Haré la obra de arte más hermosa del mundo: Mi vida. Elegiré y colocaré los colores de mi vida en la tela de mi cuerpo. Haré pinceladas rápidas en lo que quiera olvidar y suaves en aquellos momentos que quiera disfrutar el olor del óleo entre mis dedos de mis días pasados. Usaré un trípode para sostenerme por ahora, hasta que logre colgarme en una pared con reflectores en el museo de mi vida. Mis soportes serán mi familia, mis amigos y yo. La haré cerca de la ventana, para poder respirar los jazmines.
Y miraré mi obra de arte desde afuera. La observaré con mucha crítica y despúes de verla cerraré mis ojos, pasaré los dedos sobre la tela sintiendo la técnica que usé en mi vida, y concluiré en que será la pintura más hermosa que hice...
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