Adiós, dulce tierno adiós.
El miedo de crecer pasó, y hoy levanto aún temerosa estas pesadas e insensatas rodillas una vez más y avanzo. Ya reconocí este maldito. Como no saber que cuando caiga el sol y las últimas sombras se apaguen ahí estarás tú para recostarme y proteger mis sueños, cuidar de ellos
Es imposible aceptar que al dormir separados nos encontramos solos, porque mi cuerpo te siente cercano. Entonces, qué es el tiempo y el espacio entonces? Describirlos no serviría en este ocaso, porque en cada amanecer nos encontramos despertando del vacío y soñando que mañana nos volveremos a ver y que hoy crecemos hacia los Brazos de Dios y nada ni nadie podrá creer que entre nosotros algo bueno y hermoso se esta construyendo. Seremos la envidia de los demonios empachados de lujuria, vanidad y ocio. Nos miraran queriendo esto que es tan sencillo. Los aturdirá la paz.
Adiós soledad, adiós tristeza, adiós el dolor, el desencanto y la vanidad.
Quién podría decir que dos humanos tan sencillos e imperfectos se embarquen en la hazaña de querer encontrar un futuro a la par?
Cuanta imperfección deseando lo más puro, un sencillo y dulce amor.
Adiós vanidad, adiós fracaso, ya reconocí que caminando es el único medio para avanzar y alcanzar algo que jamas deberá tener nombre pero si sentido y sentimiento. Y tomo este rumbo y la adrenalina y la inseguridad ya no me detienen hoy tienen un gusto diferente.
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