No era muy difícil pensar que quizás sin estarlo estuve recorriendo los
rincones, los espacios más increíbles de un sueño que despierta y sólo
consciente puedo apreciar. No necesitaba esperar el descanso, la
almohada para recorrer los lugares deseables ya que la realidad me los
ofrecía sin restricción y sin medida. No tuve que fantasear una vida
quizás imposible, porque para cuando la pensé ella ya estaba ahí,
dándome la calidez de su mano, dándome tanta alegría. Gracias
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