martes, 20 de noviembre de 2012
Como en la metamorfosis, me sentí una vez mas parecida a aquella cucaracha que Kafka bien la describió...
Una especie de decadencia humana, una deformación de mi cuerpo y mi mente. Llegue a eso porque mis soles ya no brillaban como antes, mi esperanza se estaba marchitando y yo con ella muriendo lentamente...
Estuve retrocediendo, aunque quizás retroceder sería bueno en ese aspecto, por tanto voy a decir que estuve cayendo. O en realidad las cosas cambiaron demasiado para mí y no podría decirles en donde me encontraba exactamente…
Caminé por los senderos más oscuros que pude. Me llevé al límite de la miseria, quizás como nunca antes en mi vida. Pude tocar con mucha realidad la vergüenza y el desinterés por mi persona.
Una vez mas me arrastre como una mendiga, tocando en las puertas incorrectas, pidiendo lo que sabía que no encontraría.
Me dejé morir, queriendo internamente que la vida me sorprenda y me bendiga, pero lo que aprendí fue a aprender a buscar. Aprendí a valorar mis momentos y mis tiempos, a respetar todos mis estados de ánimos y a entenderlos... Aprendí a tener fe en lo que quiero y en lo que soy, pero no desde la espera de la vida, sino desde la búsqueda de mi persona y de la mejor versión de mí que pueda lograr...
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¿Que hacer cuando los verbos todavía no se conjugan en pasado,sino que están en el tormentoso presente?
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