lunes, 27 de mayo de 2013

Amor...

Seria como negarme a mi misma tratar de prevenir ciertas reacciones de mi naturaleza, y es que son tan humanas! lo único que me queda es, después de haberlas hecho y reconocer que no eran saludables o bien intencionadas, tener la humildad de pedir perdón...
Reencarno la honestidad y la transparencia poco apreciable y despreciable para muchos, algunos tendrán que aprender vivir con ellas y otros podrán quizás, apreciarlas…
 Lo que valoro del amor es lo que mueve en nuestro interior. Cuando uno ama, a su hermana, amiga, novio, marido, el camino por el que incursiona en todos estos tipos de relaciones, muchas veces se vé entorpecido por cuestiones mundanas, por la naturalización de acciones,  por el egoísmo, la soberbia, envidia. Todas estas cuestiones aparecen tarde o temprano de alguna manera en el camino con el otro y quizás, mas que quedarnos en el dolor y la desilusión, deberíamos pensar en las actitudes que tenemos cada uno de nosotros después de aquellos sucesos problemáticos y angustiantes o desagradables, para así, poder ver qué es lo que verdaderamente nos moviliza, contra quien estoy peleando, mirar la historia recorrida, las carreras ganadas juntos, momentos felices pasados, y es que pareciera ser que siempre escuchamos y nos detenemos en el sonido del árbol caído en vez de los miles naciendo.
Sea cual fuera la decisión o lo que resulte de ese análisis podemos decir que la acción a seguir va a ser la mas liberadora, en donde tomamos conciencia verdadera de nuestro interior, es decir, tomamos al toro por las astas.
Recordemos que la mente, es una herramienta del sujeto condicionada por sentimientos y experiencias que generan muchas veces reacciones que no favorecen o mejoran nuestro actuar. Al querer cuidarnos, logramos muchas veces lastimarnos más sin darnos cuenta…
El arrepentirse saludablemente es un acto de amor, liberado de rencor y odio. Asumir esa postura significa eliminar la soberbia y el orgullo.

Debemos siempre hacer memoria de ese otro, ese que nos acompaña en la vida,  que posee su historia y distintos determinantes, para poder entenderlo y comprenderlo, de esta manera logramos cuidarlo, ayudamos  a que se generen formas sanas de expresión, darle al otro la libertad libre de temores. Permitamos el dialogo, cuestión fundamental para cualquier tipo de relación.

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