Carta del perdón

Mientes, mientes... En cada palabra crees que esta la calma, pero sólo clama la profunda desgracia, porque no dejas que salga en el momento que hablas la cruda verdad, que es que ya no me amas.
Prefieres quedar bien parado, frente a mí, frente a todos, pero yo soy vos y vos yo y conmigo no puedes, nunca pudiste. Lo siento.
Lamentablemente nos conocemos como uña y huesa.
No debes intentar consolarme.
Lo que hicimos, lo hicimos juntos y fue perfecto hasta que lo dejamos de hacer juntos.
 Todavía no comprendo lo que paso, porque soy de esas que cree que el amor no se va de in día para el otro. Puedo concluir entonces, que quizás nunca me amaste...
Derrame vino y sangre, lágrimas y llanto en este entierro. El luto estaba claro que sólo iba a ser mío, no sos insensible, es sólo que esa parte siempre fue mía.
Te enamoraste de otra persona y ahora te ocultas detrás de ella por tener poco valor para enfrentar tu vida, que es tu eterna pelea. Vagas de un amor a otro, resolviéndoles la vida, cuando deberías estar resolviendo la tuya. Siempre pensé que deberías estar sólo, conocerte mas, amarte más, cuidándote. Pero lamentablemente sos incapaz. No tenés el valor de tomar las riendas de tu vida, y sé que lo tratas de hacer a través de tus libros.
En la sombra estas y quieres un lugar, lamento decirte que así nunca lo conseguirás. Mancha oscura ocupa cualquier moldura, pero para estar a la altura necesitas un poco de vida dura.
Yo, que te quiero bien, temo por tu vida... pero ya no puedo hacer nada y por eso se lo dejo a Dios cada día.
Perdonar es, dejar ir. Yo así lo deseo, deseo no querer recordar cuán poco hombre fuiste, o lo desilusionada que estuve y estoy. Voy a poner todo de mi para poder avanzar y crecer, por perdonar internamente lo que hiciste, porque quiero ser feliz y por sobre todo quiero ser mejor persona. Así me libero de vos, de tu vida y tu interior. Espero que sepas cuidar y valorar lo que te estoy dando. La libertad espiritual y paz interior. Porque yo la deseo con todo mi corazón.