Creí ver una sombra susurrándole al oído. El
guitarreo, entre luces y cuerdas plasmaba la suavidad del ambiente. Creí ver
otra sombra susurrándole al artista, esta estaba más borrosa. Los bailarines
jugaban con el cemento alisado al hacer obras de arte. Y entre tanto tango y
noche, la luna se asomó para iluminarlos.
Las caras detrás del músico le hablaron en
silencio a su mente, permitiéndole tocar las melodías más bonitas que haya
escuchado.
Luz tenue, zapatos y tacón, un espacio limitado y
la respiración.
Luz tenue, zapatos y tacón, un espacio limitado y
la respiración.
Suave melodía del nuevo mundo, oculto para los
superficiales y a la luz para los que aún puedan sentir.
Brillo, dulce destello atravesado por las piernas
bailarinas a lo largo del salón, y terminó la canción.
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