Y la tarde fue una sorpresa. Pisar la
plaza fue toda una hazaña, chicos por todos lados, juegos, globos, patines y
fiesta.
El sol se apagó y llegó la luz del
farol. Entre tantos cantos se cantó un cumpleaños. Hubo también llantos de esos
que emocionan, los que liberan el alma y que siempre se añora.
La calesita presumida estaba
encendida y llena de vida. Por ser la mas elegida gira y gira.
Las burbujas bailaban con el viento y
los árboles estaban muy contentos.
Todo es alegría en esa placita, una nueva
vida, renueva el alma si aprendes a apreciarla.
Allí no sólo hay paz, sino
también armonía y esperanza.
Filmaron toda la tarde y yo a un lado
veía todo ese canto.
No es loco, ni miento si digo que
volví muy contenta y completa, una tarde en ese lugar puede clamar cualquier
pesar.
Los guitarreros se lucieron en
rasguido y punteo y la luz del farol los acompañó toda la canción.
Jugamos con burbujas, fue una
dulzura, volvimos a la infancia, a la imaginación, sentimos nostalgia y mucha
emoción.
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