lunes, 25 de junio de 2012

Me encantaría escribir cosas más lindas, pero prefiero seguirme escribiendo. Es todo un eterno proceso de crecimiento el que hacemos, y así como las fotos pueden plasmar el crecimiento del cuerpo, yo quiero hacerlo a partir de las letras. Detener cada proceso, cada momento del crecimiento de mi alma y detallarlo, para después  liberarlo a el que quiera leerme.
Somos como un árbol, al principio de tronco y hojas muy frágiles y débiles, de colores verdes intensos, apenas estamos conociéndonos y conociendo. Recién estamos tocando con nuestras pequeñas raíces, la tierra que nos gestó. Necesita agua para vivir y luz para soñar. También de algunos insectos para respirar y crecer cada vez mas. Luego las raíces se hacen más fuertes, el tronco un poco más firme y la tierra se tornan más dura.
Algunos se olvidan de regar su árbol cuando este necesita de agua, otros se toman su tiempo y se lo dedican. Ya la copa se alza majestuosa y expande cada vez más sus ramas, buscan más luz para fantasear. Son arboles que se prueban en cada estación, algunos se lucen mas y otros deben esperar a tener a tener un mejor clima que les permita brillar.
Para los que no supieron apreciar, cuidar, no les queda más que la sequedad, porque no supieron tratar a su árbol y  lo más probable es que ahoguen sus sueños o se dejen comer por ellos, pueden resecar la tierra y sentirse asfixiados. ya no habrá canales que los dejen crecer, ni tronco que engrandecer, ni hojas para alimentar los deseos y sueños, pues todo viene de una buena base, por más que el crudo frio o el verano mas seco los apague. Siempre estará la oportunidad para volver a comenzar y darse a brillar.
Somos vida queridos amigos, grandes, medianos  o pequeños  arboles en potencia, potenciados, secos o muertos…

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